miércoles, 6 de junio de 2007

Robo descarado de Duvalier a Haiti


Entre las noticias más estupidas de esta semana esta una que denuncio www.rebelión.org.

Según esta pagina, las autoridades suizas estudian la posibilidad de entregar al ex dictador haitiano Jean Claude Duvalier 7,5 millones que evadió de Haíti. El dinero se encuentra en Suiza en una cuenta secreta bloqueada desde 2002.


Aquí tenemos la foto de este criminal como mas o menos esta hoy, más abajo cuando "sucedió" a su papito querido, el genocida Francisco Duvalier (Papa Doc)





Y aquí lo tenemos con el Papa Juan Pablo II, cuando visitó Haití en 1983, cuando todo el mundo sabía que se cometian atropellos contra los derechos humanos. Pero este Papa nos acostumbró a dar la mano a criminales, así que no debería sorprender.
La Plataforma para un Desarrollo Alternativo (PAPDA-HAITÍ) y el Jubileo Sur son las organizadoras de una campaña para evitar el desbloqueo del dinero que fuera robado del país, en beneficio del antiguo dictador haitiano. Y que los haitianos han tenido que pagar, porque la gracia o la desgracia de esta noticia es de donde saco el dinerito el niñito.
Duvalier es un capítulo por si mismo dentro de la historia de los dictadores americanos[1], algo que escapa a las intenciones de este trabajo. Pero sí haremos mención a su política interna, ya que aún se aplica en la isla. Tradicionalmente, la elite de origen mulato en el poder había reprimido siempre la cultura haitiana de raíz africana. Duvalier comprendió su importancia no para rescatarla sino para utilizarla como elemento reforzador de su poder. De ahí el uso del vudú y de los tontons macoutes.

… el terror asumía un carácter sobrenatural en esta dictadura, y es el uso de prácticas del vudú las que hacen que este tipo de terrorismo estatal sea atípico. Todo en la dictadura estaba diseñado para atemorizar a la población con la idea de que éste controlaba fuerzas sobrenaturales y que quien lo enfrentara, enfrentaba su hechicería. Su vestimenta trataba de asemejar el traje del “Barón Samedí”, el espíritu (loa) de los muertos en el panteón vudú. Para una población devota y fervorosa en lo que se refiere a este tipo de culto, la amenaza no era vista con ligereza. No resulta casual que, incluso, los Tontons Macoutes hayan sido reclutados entre brujos vinculados al vudú, para darles un carácter más aterrador y rodearlos de una aureola de “respeto”. El mismo término Tontons Macoutes, dice relación con unos míticos brujos del panteón vudú que hacen desaparecer gente.[2]

El vudú es un sistema de creencias que recrea un universo mágico-demoníaco a partir de una integración arbitraria de algunos aspectos del catolicismo, la magia negra popular, el fetichismo y el zoomorfismo de algunas religiones africanas. El aspecto central es la curación de enfermedades, lo que se realiza en lo que se conoce como el rito Rada, un vudú de espíritus familiares, más pacíficos y felices. El lado oscuro es Petro (llamado Congo en algunas áreas), vudú de magia negra, de los malos y negativos. Nada bueno se puede esperar del rito Petro, incluyendo la creación de zombies y salvajes orgías sexuales. Duvalier lo usó para que nadie cuestionara su poder ni el actuar de los tontons macoutes (más de trescientos mil voluntarios de la seguridad nacional), que dieron al gobierno el monopolio terrorista de la violencia física y sicológica. Un aspecto fundamental del vudú es el hecho que es en extremo fatalista[3]. Todo esto ha contribuido notablemente a la falta de voluntad de lucha por parte de los haitianos para lograr mejorar sus condiciones de vida. Según varios analistas, la población vive entre el conformismo y la duda de cual será su futuro, creándose incertidumbre entre los observadores internacionales sobre la posible actitud o reacción que la población pueda tomar en un momento de extrema desesperación. Y esto explica la poca resistencia a las acciones de Duvalier y los tontons. Los tontons, verdaderos escuadrones de la muerte, eran el elemento represivo contra una oposición sumamente vigilada y coartada. La oposición debió enfrentar la amenaza de la tortura, el asesinato político, la cárcel y la desaparición. Sus adversarios políticos llenaban las celdas en campos de concentración como Fort Dimanche.

Estos dos pilares duvalieristas permitieron que el dictador, el ejército, la burguesía comercial, la jerarquía eclesiástica[4] y la burocracia estatal, ligados al Departamento de Estado norteamericano, controlaran la vida del país por más de treinta años[5]. Para evitar el derrocamiento del régimen por la oposición de izquierda haitiana, que se había formado tras la condena de Kennedy por las públicas violaciones a los derechos humanos y la ruptura de relaciones en 1963, la CIA, siguiendo las instrucciones de Johnson, adiestró y financió a grupos armados derechistas, pero antiduvalieristas, que bajo el nombre de Coalición Haitiana de Fuerzas Democráticas, llevaron a cabo incursiones armadas contra Duvalier. A pesar de estar pertrechados con aviones y armas pesadas, las tropas haitianas lograron derrotarlos.

La dictadura de Duvalier fue una clara consecuencia de la Alianza para el Progreso y la política que la inspiraba, que tuvo como consecuencia un creciente proceso de militarización dentro de las sociedades de varios países americanos. Estados Unidos se amparó en su Doctrina de Seguridad Nacional, la que permitía la intervención constante de las Fuerzas armadas en las actividades políticas, para hacer de los ejércitos nacionales de varios países sus aliados más eficaces en su lucha contra el comunismo. En resumen, lo que tendremos entre las décadas de los 60’s y los 80’s, serán regímenes financiados en muchos casos por Estados Unido. Así, América se dividió en:

§ regímenes de gobierno seudo republicanos (que se valieron externamente de instituciones y procedimientos republicanos y hasta democráticos, pero que en realidad fueron autoritarios que impidieron cualquier plan de desarrollo que pudiera afectar las posiciones de poder y propiedad);
§ regímenes de dictaduras militares producto de golpes de Estados (donde los militares justificaron su acción llamándose garantes del orden e interés nacional, caracterizando a sus gobiernos la formación de Juntas y dejando que militares ocupasen cargos políticos en el poder del Estado, sirviéndose de las instituciones y procedimientos republicanos para la implantación y conservación de privilegios tradicionales y de las condiciones de dominio y de propiedad existentes);
§ dictaduras personales (que se caracterizaron por la concentración de poder en manos de un líder carismático individual como fuente de autoridad, en el rechazo a toda oposición organizada e independiente, y por el alto índice de corrupción);
§ y regímenes comunistas de desarrollo como Cuba (donde el partido monopoliza el poder, se accede a este a través de la organización partidista y el partido legitima ideológicamente su gobierno)

Los derechos humanos y sociales violentados poco importaban.

En abril de 1971 Papa Doc fallece siendo sucedido en el cargo por su hijo Jean Claude Duvalier (Baby Doc), de solo 19 años de edad, quien se perpetuó en el poder durante casi dos décadas profundizando la violencia de la dictadura con apoyo de Estados Unidos. La figura clave es el entonces embajador norteamericano Clinton Knox que prometió, en nombre de su Gobierno, ayuda al joven Duvalier en su toma de poder, mientras el Pentágono desplazaba a la zona buques de guerra para impedir que la momentánea acefalía de poder beneficiara a los opositores del régimen. En esta época comienzan las experiencias de “aprovechamiento” de las ventajas comparativas de una mano de obra barata por parte de los capitalistas estadounidenses, con vista a ciertas manufacturas. La explotación de los haitianos alcanza en estos años grados de verdadera esclavitud[6].

Comienzan a instalarse, en ese momento, en la frontera con República Dominicana, Zonas Francas, que no son más que maquiladoras haitianas, en las cuales se borda ropa, se ensamblan pelotas de béisbol, equipos eléctricos y cintas de audio (cassettes), por trabajadores, muchos de ellos niños, que no obtienen un salario menos escuálido que sus hermanos de las plantaciones.[7]

Pero lo que finalmente marcaría el gobierno de Duvalier fue la corrupción, cuyos efectos permanecen hasta hoy. En 1980, el Fondo Monetario Internacional entrega, en préstamo, U$22 millones de ayuda a Haití, de los cuales, U$16 millones pasan directamente a la cuenta personal de Duvalier.

Comienza, entonces, un nuevo ciclo de protestas que llevará a que la Casa Blanca “recomiende” a la dictadura de Baby Doc introducir reformas democráticas, para evitar un levantamiento popular. Esto no es posible por la tozudez del dictador y los levantamientos populares se suceden uno tras otro, con fuerza incontenible, a lo que impotentemente la dictadura es capaz de responder sólo con más represión.[8]

Desgastado a nivel internacional por las permanentes denuncias de violaciones a los derechos humanos y por una activa oposición interna, el dictador llamó a elecciones en 1984. La abstención alcanzó el 61 % del electorado. La oposición creció y se organizó en partidos y sindicatos, mientras el régimen se convertía en una carga para Estados Unidos. La represión aumentó y en 1985 se calculaban en 40.000 los asesinatos cometidos por el régimen. En medio de una creciente ola de protestas y huelgas en todo el país, y luego de nuevas elecciones fraudulentas, en las que el dictador obtiene el 99% de apoyo, se produce un nuevo levantamiento militar encabezado por el jefe del Ejército haitiano, el teniente coronel Henri Namphy. Duvalier huyó del país el 6 de febrero de 1986 en un avión de la fuerza aérea norteamericana para recibir luego asilo transitorio de parte del gobierno de Francia, en Cote d’Azur.
¿Por qué el banco suizo pretende "devolver" ese dinero a Duvalier? Porque el Gobierno haitiano no ha ofrecido suficiente prueba de su carácter ilícito. Es el argumento más imbécil que he escuchado y llevo meses escuchando estupideces sobre este tema. Más de 45% del total de la deuda pública reclamada a Haití fue contraída durante la dictadura de los Duvalier. El historiador haitiano, Michel Soukar, completó recientemente un estudio sobre el sistema de corrupción institucionalizado por François Duvalier (padre de Jean Claude), "incluyendo lazos con la mafia neoyorquina y contratos leoninos, que contribuyó a liquidar los recursos del país a favor de su familia y allegados". La Oficina de las Naciones Unidas sobre las Drogas y el Crimen calcula que los fondos robados por la familia Duvalier asciende a dos mil millones de dólares.

[1] Su apodo, Papa Doc, se debe a que era médico. Comenzó su acción política cerca del Partido Comunista Haitiano, fundado en 1934 por un intelectual y político negro, Jacques Roumain. Aprovechando la contradicción de negros oprimidos y mulatos y blancos, una aristocracia opresora, exacerbó una teoría de contenido fuertemente racistas. Junto con Lorimer Denis, publicó 'La lucha de Clases en la historia de Haití', donde cambió la filosofía y teoría marxista por otra más afín al racismo tradicional de los blancos. Sostenía que en Haití hay dos clases, no por su fortuna y nivel económico, sino por el color de la piel. La lucha entonces, sería entre negros contra mulatos. En 1946, Duvalier era secretario del Movimiento Obrero y Campesino (MOP), donde jugaba un papel preponderante el Partido Comunista. Era Director General del Servicio Nacional Público de Salud en 1946, para luego convertirse en Ministro de Salud y de Trabajo. Como secretario de Salubridad, en 1947, había reprimido sangrientamente una huelga de estudiantes de Medicina. Opuesto al Golpe de Estado de Paul Magloire en 1950 se retiró de la vida pública, hasta una amnistía decretada en 1956. Alcanza el poder en unas elecciones corruptas en 1957.
[2] Gutiérrez, Jose Antonio, op.cit.
[3] Conceptos básicos del vudú son la existencia de un solo dios, Bondye, parecido al dios del islam, judaísmo o cristianismo, acompañado de categorías de seres espirituales: los Loas (diversos espíritus de los miembros de la familia y de las principales fuerzas del universo: el bien, el mal, la reproducción, la salud y todos los aspectos de la vida diaria. Interactúan con la gente en la tierra y tienen el poder de enviar mensajes y provocar cosas buenas o malas.), las fuerzas opuestas (bien y mal, feliz o triste, etc., que si se les honra en las ceremonias religiosas, tenderán a favorecer a las personas a tener lo mejor de la vida) y los muertos (principalmente las almas de los miembros muertos de la familia, y que no han sido 'reclamadas' todavía por la ella. Los muertos ignorados son peligrosos. Los que son cuidados y honrados por la familia son benefactores) Los Loa determinan la vida del serviteur (practicantes habituales del vudú) casi en su totalidad, no quedando margen para la responsabilidad personal o libre albedrío: todo sucede porque un loa lo causó. Si un practicante del vudú quisiera cambiar algo de su vida, desde una enfermedad hasta los fundamentos del sistema social, debería preguntar al loa, lo que no sería muy productivo, ya que es el loa quien decide estas cuestiones
[4] La relación vudú-catolicismo es muy compleja. Bajo el dominio francés del país, a los esclavos se les prohibió la práctica del vudú, pero éste sobrevivió. Tras la independencia de Haití, en 1804, los blancos fueron expulsados del país, y muchos de ellos, sacerdotes católicos incluidos, asesinados. El Vaticano rompió relaciones con Haití, y no volvió a restablecerlas hasta 1860. Durante esos 56 años, los houngans (sacerdotes varones) y mambos (sacerdotisas mujeres), construyeron el vudú como una complicada amalgama de religión espiritual africana y catolicismoEn diversas ocasiones, entre 1860 y 1940, la Iglesia católica organizó campañas contra el vudú, sin éxito. En 1949, emprendió una guerra santa llegando a quemar peristilos y a golpear y matar a houngans y mambos. El vudú quedó hasta cierto punto relegado a prácticas secretas, pero su popularidad creció, quizá debido a la misma opresión. A principio de 1950, la Iglesia paró la guerra e hizo las paces con el vudú, llegando a asimilar alguna de sus prácticas, como la de los tambores y los cánticos. Desde entonces, las relaciones entre los católicos y los serviteurs han sido apacibles. Como consecuencia, no es raro para los haitianos practicar el vudú y el catolicismo y, a veces, ser devoto de ambos.
[5] Su régimen, caracterizado por la brutalidad, costó la vida a 60.000 haitianos, masacrados por razones políticas. Todo esto, con la complacencia de la Casa Blanca, quienes tenían en Papa Doc a un fiel aliado, devoto en la Cruzada contra el Comunismo, hostil a Cuba y a las ideas de igualdad social: durante su régimen, el analfabetismo alcanzaba al 90% de la población; en 1963, los ingresos per cápita bordeaban los U$ 80 al año y el 64% de los ingresos estatales son apropiados en una red de corrupción, yendo a parar directamente a cuentas en Suiza. Duvalier, además, organizó un verdadero tráfico de trabajadores haitianos hacia República Dominicana, a la más pura usanza esclavista: en 1966 en República Dominicana había 500.000 haitianos trabajando, de los cuales 40.000 trabajaban para CEA, la compañía azucarera estatal. Por cada haitiano traficado, Duvalier recibía U$ 60 pagados por el Estado dominicano. Todo esto, con pleno conocimiento del gendarme de América del Norte. Cuando Cuba invade Haití el 12 de Agosto de 1959, con la idea de deponer al dictador, EEUU le brinda todo su apoyo a Duvalier. Gutiérrez, José Antonio, op.cit
[6] Se calcula que entre 1971 y 1975, período en el que se da un auténtico boom de las “zonas francas-maquiladoras” haitianas y de la inversión de EEUU en el país, los salarios son reducidos en un 25% de su valor real.
[7] Gutiérrez, José Antonio, op.cit
[8] Gutiérrez, José Antonio, op.cit

1 comentario:

Anónimo dijo...

Simplemente exelente