Articulo del periodico La Nacion de Chile (www.lanacion.cl) escrito por José Luis Ugarte C. Profesor Derecho del Trabajo, Universidad Diego Portales.
Este es neoliberalismo puro, o sea las reglas del mercado para el resto, no para ellos. Algo parecido a lo que en Chile denominamos la ley del embudo: mercado sin Estado, salvo que haya que salvar a los bancos; trabajadores sin indemnizaciones, salvo para altos ejecutivos.
La crisis de la banca norteamericana tiene a sus actores perplejos. Hace poco amos del mundo, sus ejecutivos miraban al resto desde arriba, sus cálculos eran infalibles y su arrogancia les impedía, ahora lo sabemos, mirar más allá de sus propias narices.
Su versión criolla, nuestros Chicago Boys, menos glamorosos y con un pasado algo oscuro ya se sabe, eso de la dictadura , repetían sin embargo el mismo discurso: más mercado, menos regulación y libertad total.
¿Y de derechos para los trabajadores? Ni hablar, eso es el paleolítico. Lo único que un trabajador puede pedir en una economía de mercado competitivo es exactamente equivalente a su productividad. Y las indemnizaciones laborales son un lastre que debe ser eliminado cuanto antes. Haces unas semanas volvimos, a propósito de la reforma del seguro de desempleo, a escuchar de nuestros neoliberales criollos el mismo discurso, como siempre, apoyado por los informes por encargo de sus centros de estudios.
Dicho esto, no cabe duda, diremos todos, que los grandes responsables de la crisis de la banca, altos ejecutivos que han tomado una seguidilla de malas decisiones, liquidando su valor y defraudando a sus empleadores los accionistas habrán recibido un finiquito, como piden a gritos nuestro neoliberales criollos, con cero dólar de indemnización laboral.
Pero no nos equivoquemos. Este es neoliberalismo puro, o sea las reglas del mercado para el resto, no para ellos. Algo parecido a lo que en Chile ya nos hemos acostumbrado y denominamos la ley del embudo: mercado sin Estado, salvo que haya que salvar a los bancos; trabajadores sin indemnizaciones, salvo para altos ejecutivos.
Aquí algunos ejemplos de cómo opera la flexibilidad laboral al estilo Wall Street:
- Dick Fuld, presidente de la hoy quebrada Lehamn Brothers, cobraba 40 millones de dólares al año, incluyendo 2007, cuando se genero la crisis. Productividad laboral: bajo su dirección quebró a uno de los bancos más tradicionales del mercado norteamericano, dejando sin trabajo y sin ahorros a 24 mil empleados.
- Daniel Mudd, el principal ejecutivo de Fannie Mae, empresa hipotecaria semipública de Estados Unidos, recibirá una indemnización de ocho millones de dólares. Productividad laboral: quebró una hipotecaria fundamental del mercado norteamericano, haciendo perder a los accionistas el 83% de sus activos.
- Richard Syron, director principal de Freddie Mac, empresa hermana menor de Fannie, también en quiebra y salvada por el Gobierno de los Estados Unidos, recibirá una indemnización de 16 millones de dólares. Productividad laboral: quebró a la empresa e hizo perder 36 mil millones de dólares a sus dueños, además de otros 140 mil millones a los contribuyentes norteamericanos por la vía del rescate público.
-John Thain, consejero delegado de Merril Lynch, recibió 17 millones de dólares por nueve meses de trabajo. Productividad laboral: en su breve gestión su empresa perdió 47 mil millones de dólares, esto es, el 66% de su valor.
En estos ejecutivos, precisamente, prensaba "Los Angeles Times" cuando decía en su editorial que "nos gustaría que estos ejecutivos se fuesen sólo con un apretón de manos" y exigía "que se deje de pagar por los fracasos". Curioso, por decir algo, como se indemniza laboralmente a aquellos que, precisamente, en su discurso, dócilmente traducido por sus seguidores criollos, nos han majaderamente instalado la idea de la flexibilidad laboral. Para otros, eso sí, no para ellos, según acabamos de comprobar.
En fin, este puñado de hombres, que logró con sus conocimientos y su enorme productividad algo que ni el mayor movimiento antiglobalizador o de protesta social habría soñado jamás poner en tela de juicio al capitalismo financiero, y de paso pasarle una factura al contribuyente norteamericano de casi un billón de dólares habría recibido en Chile un trato legal bastante más justo: despido por incumplimiento grave de las obligaciones del contrato, sin derecho a indemnización alguna.
Pero ya se sabe. Eso de la flexibilidad laboral es para los otros, no para los altos ejecutivos de Wall Street.
tocaran tambien la indemnización laboral ?
ResponderEliminarEl estilo Wall Street de la indemnización laboral es de temer. Esperemos que moderen su actuar y no se llege a tanto. Los felicito por el blog.
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