Decir que se lamenta su muerte sería una gran falsedad. Sin embargo, no puedo dejar de sentir un vacío. No me queda del todo claro si lo que hizo fue porque era un sicópata y aprovechó la oportunidad o si lo escogieron precisamente porque lo era.
El "guatón" Romo vivía oscuramente hasta la década de los 60's, cuando comenzó a formar parte de grupos de izquierda. Fue militante socialista desde donde emigró con la fracción que formó la Unión Socialista Popular (Usopo), de la que fue candidato a regidor y diputado. Fue líder poblacional de Peñalolén durante el gobierno de Salvador Allende. Cuando ocurrió el 11 de septiembre, fue detenido y llevado a fusilar, pero el jefe del pelotón, el oficial Julio Rada, que lo había detenido antes por delincuencia, le reconoció y decidió utilizarlo. Y Romo pasó a formar parte de la represión, torturando directamente a gente del MIR, o a cualquiera que se cruzase en su camino.
Romo fue el brazo más duro de la DINA. Y no tuvo la excusa de la “La Flaca Alejandra”, Marcia Merino Vega, mirista detenida que también traicionó a los suyos y se convirtió en una agente colaboradora, porque él no fue torturado antes de transformarse en traidor.
Como consta en Memoria Viva "Participó y aplicó los más atroces métodos de tortura a cientos de detenidos. Es responsable directo de la desaparición de decenas de detenidos, participo en la tortura, muerte y lanzamiento a la embajada de Italia del cuerpo de Lumi Videla."
Videla no fue la única "famosa" que padeció bajo Romo. También estuvo involucrado en el secuestro calificado del sacerdote español Antonio Llidó, que sigue desaparecido y que fue visto por ultima vez en el centro de reclusión clandestino de Cuatro Álamos donde agentes de la DINA lo torturaron por ayudar y dar protección a militantes del MIR. Su caso fue uno de los que determinó la detención en Inglaterra del general (R) Augusto Pinochet Ugarte, a raíz de la investigación que llevaba el juez español Baltasar Garzón.
Personalmente detesto leer sobre las torturas que han sufrido las personas, pero en este caso hare referencia a lo que ocurrió con el sacerdote Llidó "Había sido víctima de aplicaciones prolongadas de golpes eléctricos y golpizas de todo tipo mientras permanecía maniatado a un camarote metálico. Por su condición de sacerdote, las torturas de que era objeto, estaban marcadas por el sado-sexualismo. Personalmente lo atendió cuando fue lanzado a la celda, en donde vomitaba y sufría de fuertes estertores producidos por la angustiosa sed que provocan los golpes de corriente." (Testimonio de Edmundo Lebrecht, suscrito en Berlín http://www.memoriaviva.com/Desaparecidos/D-L/antonio_llido_mengual.htm)
Ese tipo de torturas fueron las que hizo Romo.
De pronto, Romo se salió de la DINA para irse a Brasil el 16 de octubre de 1975. Lo claro es que no huyó y lo hizo con el permiso y apoyo de sus amo
Llamarlo traidor y delator no satisface. “Lo haría igual, y peor aún. Y no dejaría periquito vivo. ¡Todo el mundo pa’ la jaula! Ese fue un error de la DINA, yo se lo discutí hasta última hora a mi general (Manuel Contreras). ¡No deje a estas personas vivas!”, fue lo que declaró en una entrevista en 1992, luego que regresó a Chile expulsado desde Brasil donde vivía haciéndose pasar como exiliado. Luego, ya preso, comenzó a hacer declaraciones contradictorias, en las que intentaba disculparse por lo que había hecho no por arrepentimiento, sino por algún cortocircuito mental o quien sabe qué.
El mismo día que falleció, (el 4 de julio del 2007) el ministro de Defensa, José Goñi, anunció que en las próximas semanas el Ejército pondrá fin a los aportes “voluntarios” que los miembros de la institución castrense hacen mensualmente para financiar la defensa de aquellos ex uniformados que se encuentran procesados por violaciones a los derechos humanos.
El “descuento por planilla” que desde 1990 se le hace a todos los funcionarios del Ejército había sido fuertemente criticado por el senador Jaime Naranjo, porque “la mal entendida solidaridad” les impide “cuestionar los graves hechos por los cuales sus ‘camaradas’ están siendo procesador y condenados” y que impide al “Ejército como institución desprenderse del lastre de su pasado”.
Además, Naranjo afirmó tener testimonios de oficiales que el aporte es obligatorio porque “no pueden oponerse por temor a represalias morales y administrativas”. La muerte de Romo y el fin del aporte del Ejército a quienes cometieron delitos de lesa humanidad, permite vislumbrar un nuevo escenario en el ámbito de los derechos humanos.
Cuando, vencido por su enfermedad en los últimos años, Romo comenzó a colaborar con los jueces, el Ejército le quitó los 200 mil pesos mensuales que le daba, dinero que el ex agente enviaba a Brasil para su esposa Raquel González Chandía y sus cuatro hijas y un hijo.
Murió solo, inconciente. Como sus víctimas, lejos de su familia, lejos de cualquier mano amiga. Eso es lo que tal vez me produce el vacío, que su muerte, aun cuando haya sido en un hospital y no en una camilla de tortura, fuera igualmente miserable que su vida, e igualmente miserable que la que dio a tantas personas.
Romo, desde las tinieblas
Un cuaderno de cien páginas es la primera parte de lo que el ex agente DINA Osvaldo Romo quiere que sean sus memorias. Enfermo, sabe que no vivirá mucho. Relata hechos dramáticos, busca el perdón sin arrepentirse y trata de “canalla” a quien fue uno de sus jefes.
Grande Guaton Romo.
ResponderEliminarEl Jack Bauer chileno.
Algún día la historia le hará su homenaje por combatir el terrorismo.