Samir Amin, nacido en Egipto en 1931, es un intelectual marxista reconocido a nivel internacional. Su especialidad es la economía y, más específicamente, el estudio del sistema capitalista mundial. Desde fines de la década de 1960 es considerado uno de los mayores expertos en el estudio de la génesis y desarrollo de las llamadas sociedades “subdesarrolladas”, sosteniendo que la contradicción principal a escala internacional es la que enfrenta a los países imperialistas del “centro” con los de la “periferia”, en el contexto de un intercambio desigual. Sostuvo que, dadas composiciones orgánicas iguales y tasas de plusvalía diferentes entre dos países, al precio de equilibrio hay, sin embargo, transferencia de valor a favor del país con más alta tasa de plusvalía. Esta transferencia permite al centro realizar un proceso de acumulación que sólo es posible a costa de un bloqueo del desarrollo de las formaciones sociales de la periferia. Es en base a esto como se configuraría la especialización económica internacional y la estructura productiva de los países de la periferia, lo cual implicaría que tales países deben abandonar toda esperanza de lograr un desarrollo económico autónomo si no es sobre la base de romper con el mercado mundial y subvertir las relaciones sociales de producción existentes en dichas formaciones sociales.
Amin sostenía que así como el capitalismo nació en la periferia de las grandes civilizaciones, el socialismo será posible a escala mundial sólo a condición de una revolución en la periferia del capitalismo.
Su opinion sobre la democracia son en extremo interesante, dado el actual debate sobre el tema tras cuatro años de guerra en Irak, y las diversas intervenciones bajo el amparo de la ONu en nombre de la democracia y los derechos humanos.
Observamos cómo el pensamiento burgués analiza esa realidad, no sólo la economía, sino el conjunto constituido por la visión filosófica, social, ideológica, política y económica. Para hacerlo hay que remitirse a Adam Smith, que es el fundador del pensamiento burgués moderno, o mejor dicho, el que reunió en forma coherente los fragmentos que circulaban en la época. Adam Smith avanza en la hipótesis, que no es formulada en términos de hipóteses sino de convicción, que existe una convergencia natural, y la palabra natural es suya no mía, entre el mercado y la democracia. El mercado no es visto como autorregulado, como pretende el liberalismo vulgar, sino mediante una regulación estatal que cree las condiciones para una respuesta socialmente aceptada a la expresión de las necesidades. La democracia sería un conjunto de derechos, procedimientos e instituciones a disposición del ciudadano y en la época de Adam Smith, sólo los propietarios eran ciudadanos. La expresión libre de esos ciudadanos tenía que refrendar los resultados del mercado, no había contradicción entre los dos, sino una convergencia paralela.
Esta concepción lleva a vaciar de todo contenido el concepto de democracia, porque no hay más capacidad de innovar, que es mi definición de democracia, sino una democracia de baja intensidad, que no sirve para nada. Esta visión tiene la pretensión de explicar la nueva realidad del capitalismo y al mismo tiempo la presenta como el fin de la historia, las luces y la revolución francesa establecieron el reino de la razón y si se ha llegado al reino de la razón, la historia no es más que un desarrollo lineal en un cuadro definido. El producto de esto es una teoría económica que es una teoría de la no realidad, del capitalismo imaginario, o sea, del mercado funcionando según esta lógica, esta racionalidad. Por otra parte, los gerentes del sistema, sean los capitalistas, los empresarios o el Estado que toma las decisiones en interés colectivo de esa clase, están sumergidos en la realidad, no en un mundo imaginario. Existe entonces una práctica y la teoría está destinada a legitimarla.
El capital dominante –el de las trasnacionales–, el Grupo de los Siete (G–7) como su expresión política y sus empleados –Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, que no son instituciones importantes sino empleados del G–7 y del capital dominante– buscan y fabrican salidas alternativas a la ausencia y achicamiento de las colocaciones productivas, en la extensión de los mercados especulativos, en los mercados financieros. Pero sí, para retomar fórmulas de Marx, D - D’ sin pasar por la esfera de la producción, lo que quiere decir sobre la base de una stagnación relativa y entonces mediante una desigualdad creciente. Creo que los hechos están ahí, asistimos a una stagnación relativa, a tasas de crecimiente más débiles que durante el período anterior y una creciente desigualdad en la repartición de la riqueza. Se trata de una espiral que se agrava y que profundiza la crisis en el sentido que crece el plusvalor para el cual debe ser encontrada una salida en el mercado financiero.
Entonces el sistema que es presentado como la victoria definitiva del capitalismo y de la paz, como el fin de la historia, es una gestión de la crisis que profundiza la crisis misma, retardando la solución natural que sería una desvalorización del capital.
Su obra más destacada en este sentido es: La acumulación a escala mundial (Madrid, 1976). Ademas, Amin es autor de una profusa bibliografía (parte de ella escrita en colaboración), entre la cual podemos mencionar: L’Economie du Maghreb (París, 1966); Histoire économique du Congo (París, 1967); Le Maghreb moderne (París, 1970); Les problèmes de la politique des salaires dans le développement économique (París, 1970); Leyendo “El Capital” (Madrid, 1972); Imperialismo y comercio internacional (Madrid, 1973); La question paysanne et le capitalisme (París, 1974); Les migrations contemporaines en Afrique de l’Ouest (Oxford, 1974); Capitalismo periférico y comercio internacional (Buenos Aires, 1974); El desarrollo desigual (Barcelona, 1974); Sobre el desarrollo desigual de las formaciones sociales (Barcelona, 1974); Los Angeles, United States of Plastika (Barcelona, 1975); Sobre la transición (Madrid, 1975); La crisis del imperialismo (Barcelona, 1975); ¿Cómo funciona el capitalismo? Intercambio desigual y ley del valor (Buenos Aires, 1975); Debate socialista sobre el capitalismo actual (Madrid, 1975); ¿Cómo será 1984? Debate sobre las crisis y las tendencias actuales del capitalismo mundial (Madrid, 1976); Imperialismo y desarrollo desigual (Barcelona, 1976).
Es un analista muy bueno y destacado porque analiza las contradicciones del capitalismo.
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